En un mundo donde la sostenibilidad se ha convertido en un imperativo, la industria alimentaria enfrenta desafíos significativos para adaptarse a las nuevas normativas y demandas sociales. La reutilización de envases emerge como una estrategia esencial, especialmente ante el futuro Reglamento Europeo de Envases y Residuos de Envases, cuya entrada en vigor se prevé para 2025.
El reglamento fija objetivos concretos. Para 2030, al menos el 40% de los envases de transporte y el 10% de los envases colectivos deberán ser reutilizables. En el caso de bebidas alcohólicas y no alcohólicas, la reutilización deberá alcanzar un mínimo del 10%. Además, el sector HORECA, que agrupa a hoteles, restaurantes y cafeterías, tendrá tres años desde la entrada en vigor de la normativa para garantizar la disponibilidad de envases reutilizables en alimentos y bebidas para llevar, con una meta del 10% para el mismo año. Estos cambios no solo marcan una nueva era para la industria, sino que también posicionan la sostenibilidad como una obligación legal, impulsando a las empresas a liderar el cambio hacia modelos más responsables.
Los beneficios de adoptar sistemas de reutilización son numerosos. Estos sistemas no solo reducen el impacto ambiental al minimizar la generación de residuos, sino que también generan ahorros en costos relacionados con impuestos y sanciones derivadas del incumplimiento de la normativa. Además, optimizan el ciclo de vida de los envases, ya que un diseño pensado para múltiples usos prolonga su vida útil y reduce la necesidad de producir nuevos materiales. La digitalización desempeña un papel crucial en este proceso, facilitando el seguimiento y la trazabilidad de los envases reutilizables y mejorando la eficiencia en su gestión.
Otro aspecto importante es la seguridad alimentaria. Los envases reutilizables, cuando se gestionan con protocolos adecuados de recogida, limpieza y reacondicionamiento, cumplen con los estándares más exigentes de higiene, garantizando su idoneidad para el contacto con alimentos. Esta capacidad de asegurar la calidad y la seguridad es esencial para que la industria alimentaria mantenga la confianza de los consumidores y cumpla con los requisitos regulatorios.
La reutilización también representa una oportunidad para fortalecer la imagen de marca y la diferenciación en el mercado. Las empresas que adoptan prácticas sostenibles son percibidas como innovadoras y responsables, lo que les permite destacar frente a la competencia y responder a las crecientes expectativas de los consumidores en torno a la sostenibilidad. En un contexto donde la presión social y regulatoria aumenta, liderar este cambio no solo genera beneficios económicos, sino que también construye un valor intangible a largo plazo.
Para implementar la reutilización de manera efectiva, es necesario considerar los diferentes modelos que establece la norma EN 13429. El circuito cerrado, por ejemplo, opera dentro de una única empresa o un grupo organizado de empresas. Este modelo es común en grandes cadenas que gestionan sus propios envases reutilizables de manera interna. El circuito abierto, por su parte, permite que los envases sean compartidos entre empresas no predeterminadas, como ocurre con los sistemas de depósitos para botellas retornables. Existe también un modelo híbrido, que combina elementos de los circuitos cerrados y abiertos, proporcionando flexibilidad en la gestión de los envases y adaptándose a las necesidades específicas de cada sector.
A pesar de los múltiples beneficios, la transición hacia estos sistemas de reutilización presenta desafíos considerables. Uno de los principales retos es el diseño de envases que sean adecuados para múltiples usos. Estos deben ser resistentes, fáciles de limpiar y reacondicionar, y compatibles con los estándares de seguridad alimentaria. Asimismo, es crucial desarrollar infraestructuras eficientes para la recogida, limpieza y redistribución de los envases, junto con sistemas de digitalización que permitan gestionar los ciclos de uso de manera efectiva y transparente.
Para apoyar a las empresas en este proceso, ITENE evalúa la viabilidad de los envases actuales para ser reutilizables y propone mejoras en su diseño, considerando factores como la durabilidad y la sostenibilidad. Además, desarrollan sistemas personalizados para la recogida, limpieza, relleno y redistribución de envases, garantizando su cumplimiento con la normativa vigente y optimizando su impacto ambiental. Este acompañamiento técnico también incluye ensayos de seguridad alimentaria para certificar que los materiales utilizados en los envases son seguros dentro de un circuito cerrado.
La reutilización es una estrategia esencial para enfrentar los retos del futuro. La próxima aprobación del Reglamento Europeo de Envases y Residuos de Envases marca un punto de inflexión para la industria alimentaria, impulsándola hacia un futuro definido por la economía circular.